jueves, 14 de marzo de 2013

Francisco, austeridad y baloncesto

Roberto Tamayo


Una vez que los 115 personas más poderosas del catolicismo han concluido su encierro electoral en la Capilla Sixtina y son libres para volver a pasear, comer en una taberna e incluso tuitear, el mundo mira entre sorprendido y expectante al nuevo inquilino de la silla de Pedro. Dicen los más duchos en la materia, que Bergoglio ha elegido Francisco en homenaje a San Franscisco de Asis, un santo austero que fundó la orden de los franciscanos y la orden femenina de las clarisas. Austeridad, ese sustantivo que inunda los discursos políticos y que ya amaga con convertirse en austeridad homicida. Algunos clubes de la Liga Endesa afrontan unos días sonrisas y lágrimas en términos económicos. En los mentideros de la competición afirman que solo 7 equipos están al corriente de las mensualidades. Mientras el Blancos de Rueda Valladolid pierde jugadores y se enfrenta a un final de curso peligroso, el Real Madrid tira de faltriquera para fichar a Tremmell  Darden.


Los dimes y diretes que presiden el día a día del Valladolid deberían ser elevados a categoría de escándalo nacional. Pero Pucela, una ciudad de extensa tradición baloncestística, es un mercado pequeño que no "vende". Su desconsoladora situación económica es un fracaso de gestión tanto del Ayuntamiento como del club y también es una pésima noticia para el basket español. Los jugadores llevan al menos tres meses sin cobrar, lo que ha provocado la salida de sus dos estadounidenses, principales estiletes del equipo. Y cuando más estabilidad necesita el club, el Mariscal de Campo (Presidente) y el General (Vicepresidente) abandonan la entidad. El descenso está todavía a tres victorias de distancia, pero el clima negativo que rodea al club invita a pensar que se sufrirá para mantener la categoría.

En Badalona, uno de los templos del baloncesto español, Tony Gaffney lleva varios días sin presentarse a los entrenamientos, además de negarse a jugar el último partido, porque el Joventut acumula siete días de retraso en su mensualidad y adeuda 8.000 euros a su agente.

El Basquet Manresa perdió a su principal patrocinador a finales de 2012 y ha recurrido al micromecenazgo para recaudar fondos y cubrir las dos plazas que le quedan vacantes. El propósito del club es recolectar 40.000 euros antes de mediados de abril.

Y en las antípodas de esta asfixia económica se sitúa una pequeña elite. El Barça se gastó cerca de un millón de euros en fichar a Brad Oleson en enero. El Madrid acaba de incorporar a Tremmell Darden, aunque los blancos no han tenido que pagar por su fichaje. El Unicaja renovó su plantilla al completo en verano con jugadores de caché.

Ante semejante panorama, conviene acudir a uno de los axiomas más básicos de la coherencia económica: no gastes lo que no tienes. La mala gestión no solo se lleva por delante el pan de la familia de los integrantes de un conjunto sino que quebranta los sentimientos de una masa social que, en muchas ocasiones, hace malabarismos para seguir a su equipo. Los clubes no solo compiten para ganar partidos sino que deberían ser transmisores de valores. Los aficionados que llenan, o no, los pabellones y que se sientan delante del televisor o del ordenador son el verdadero sustento de este negocio del baloncesto. Hasta ahora no dejan de ser un maldito número del que depende la televisión y la ACB como organización. El verdadero éxito del baloncesto español será democratizarse e introducirse en los hogares como una alternativa de ocio que transmita sentimientos y cautive a aquellos que aún no se han acercado a este maravilloso deporte.

2 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo. Especialmente con el último párrafo. Enhorabuena!

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  2. Parece que los dineros tocan a todos, desde Francisco Papa a los clubes históricos del baloncesto.
    Si en el Banco Vaticano cualquiera puede blanquear su dinero, ¿qué pasa en la casa de los presidentes que no saben cuidar de sus jugadores?
    Todos necesitamos llegar a fin de mes y quien hace su trabajo se merece su salario, no vaya a ser que ampliemos la esclavitud al campo del deporte y los valores que quieren transmitir se conviertan en contra-valores.

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