miércoles, 20 de febrero de 2013

El Barça hace del defecto su mayor virtud

Roberto Tamayo



La confianza simplifica las relaciones sociales y facilita un cierto grado de regularidad en las acciones. Convendría dividir el término en dos. Por un lado, la confianza que uno tiene en sí mismo (no confundir con altanería) y aquella que deposita en los demás. Muchos sostienen que la confianza cuesta tiempo y trabajo ganársela pero que se diluye con facilidad con un solo paso en falso. No corren buenos tiempos para nuestra protagonista. La confianza de políticos, empresarios, banqueros e incluso sindicatos atraviesa un periodo de mínimos. En el deporte, se trata de un estado trascendental para alcanzar los objetivos. El Barcelona se ha reinventado, ha ganado 15 de los últimos 17 partidos y se ha metido un título en la buchaca. Un escenario insospechado antes de Navidad para un equipo que navegaba a la deriva. El Real Madrid, erigido en adalid de la confianza durante 5 meses, sufrió un revolcón copero que se extendió en Europa. Dos derrotas consecutivas en medio de una temporada brillante no deberían ser un martirio, pero es la primera vez que sucede en este curso.

El baloncesto es un deporte de dinámicas. El propio juego es un homenaje al turnismo de la Restauración Borbónica. Este toma y daca constante convierte los partidos en un maravilloso torrente de acciones positivas y negativas. Por eso, el equipo que regulariza sus prestaciones y minimiza sus baches suele salir victorioso.

La dinámica del Barça hasta el 30 de diciembre se había caracterizado por la falta de constancia de sus resultados. Una organización acostumbrada a sumar triunfos y títulos se veía desnortada mientras el gremio criticaba su andadura. En víspera de las uvas y con el equipo camino de la UVI, ganó al Madrid arrebatándole la imbatibilidad y privándole de igualar el mejor arranque liguero de la historia. Un dos en uno que insufló confianza suficiente para plantarse en la Copa del Rey, volver a eliminar a su máximo rival en un encuentro épico que le catapultó al título.

Analizar los errores del pasado es un ejercicio de responsabilidad que ayuda a progresar con cimientos más sólidos. Y el Barça ha hecho los deberes. Los culés han pasado de ser un equipo dubitativo a ser el cabecilla de la eficiencia. Conscientes de su irregularidad desde la línea de tres, se han concentrado en anotar lo más cerca del aro posible. Lo se, parece una filosofía de perogrullo. Qué fácil suena y qué complejo es llevar el balón al hombre adecuado en su zona de influencia. El Barça supera el 60% en tiros de dos durante las últimas dos semanas. Otro factor fundamental es su solidez reboteadora, sobre todo defensiva porque en los blaugrana no se caracterizan por su voracidad en los rechaces ofensivos.

Una de los sambenitos que acompañan a Xavi Pascual es su falta de confianza en los jóvenes. Pero  ese defecto parece que también se está corrigiendo. Las buenas prestaciones de Xavi Rabaseda en la Copa le han valido para ganar importancia en la escala de su entrenador Su presencia en la rotación blaugrana es cada vez más regular. El Barcelona se ha instalado en una dinámica de resultados positivos que le permite ganar partidos que perdían hasta hace un mes y medio.

El 'Madrid poscopa'

La forma de perder y el rival contra el que se claudicó en la Copa del Rey supusieron un zarpazo moral para el Real Madrid. Su depresión se prolongó hasta el descanso del duelo contra el Efes. Los síntomas negativos se repitieron: abuso de lanzamientos de tres, excesivo uso del uno contra uno carencia de autoridad en la pintura. El equipo blanco se ha acostumbrado a un guion en sus viajes a grandes plazas europeas: inicio frío y remontada en los últimos 15 minutos. La parte positiva para el Madrid es que incluso en sus días más grises dispone de un tiro para ganar en las canchas de mayor enjundia.

Su talento individual y grupal le permite recuperarse de sus preocupantes desconexiones. La pregunta es: ¿Hasta cuándo le puede valer esa hoja de ruta?

Parece complicado que le birlen el liderato en la competición doméstica si los madridistas mantienen el nivel. Tener la posibilidad de jugar los playoffs con el factor cancha a favor es decisivo si nos atenemos al inmaculado curriculum del cuadro blanco en casa. El mismo discurso sirve para la Euroliga. El Madrid colidera su grupo y juega en su campo cinco de los siete partidos que restan antes de los cruces. En el caso de que los solvente con victoria tendría asegurada una de las dos primeras posiciones de su grupo. Alcanzar la Final Four es una obligación para el club merengue en una temporada en la que debe instalarse de forma definitiva en el Olimpo. Ganar la Euroliga ya son palabras mayores. Habrá tiempo para abordar esa cuestión.

Mención aparte merece Sergio Rodríguez, a cuyo talento ha sumado una confianza brutal. Su figura crece en cada partido y su presencia en pista cuando más caliente el sol se antoja ya indiscutible. Nunca se arruga y suele asumir responsabilidades con una frialdad admirable y un enorme acierto.




4 comentarios:

  1. Gran blog y brillante entrada. Qué periodista se está perdiendo este país y esta profesión que van de la mano a la deriva...

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  2. La confianza, que buen comienzo para un país del que nadie se fía y en el que vamos mirando hacia atrás para ver quién nos persigue y descubrir LA CONSPIRACIÓN al uso.
    Mucho tenemos que aprender de Sergio Rodriguez que desarrolla la confianza en sí mismo cada vez que pisa la cancha. Mientras esperamos a los playoffs mejor es asegurar un buen resultado con cestas de 2 que al final son las que dan el triunfo. Dejemos los triples para la NBA.

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    1. Gracias! A Navarro le dejaremos tirar de 3. Parece que no se le acaba de dar mal.

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